lunes, 1 de febrero de 2010

Maldito caos post-nuclear



Estábamos en el auto, bueno, en una especie de camioneta, un poco cambiada, algo así como una wagon, eramos el y yo, y detrás una mujer y dos hombres, de los cuales uno estaba bastante herido, pero sobreviviría, y un perro, un ovejero alemán al que cuidábamos tanto como a cualquier integrante humano del grupo. Íbamos por la ruta, una ruta donde a los costados deberían haber miles de arboles, pero en los que ahora queda solo lo árido de un desierto y destrucción alrededor, ya sea de edificios caídos o autos destrozados.
Buscábamos de un lugar tranquilo, donde juntar provisiones, descansar e investigar sobre otros grupos diseminados que se sabe que existen, pero sobre todo, buscábamos un lugar donde nadie, ni nada se volviera hostil.
No vimos a nadie en kilómetros, hasta que adelante empezamos a divisar un camión enorme que zigzagueaba muy peligrosamente. Yo no pude reaccionar, nunca puedo, se que si no estuviera junto a el, nunca hubiera sobrevivido ni siquiera después de la gran explosión, el cuida de mi, soy bastante inútil en este grupo, si no fuera porque me ama casi tanto como yo lo amo a el, creo que hubiese muerto hace mucho tiempo. Pero el si pudo reaccionar, estábamos muy cerca del camión, un camión cisterna, tan peligroso como se podía poner, y luego me di cuenta de que teníamos un auto detrás, también muy cerca, pero creo que el ya se había dado cuenta, porque en lugar de frenar comenzó a acelerar.

El camión iba cada vez mas cerca de las banquinas, hasta que algo hizo que comience a volcar hacia el carril por donde íbamos. Como si estuviéramos en una película de acción, nuestro auto aceleró tanto que el camión paso dando vueltas por encima nuestro sin siquiera tocarnos, pero el auto de atrás no tubo tanta suerte, ni tantos reflejos, giro hacia el lado que no debía y termino debajo del camión. No pude cerrar los ojos en toda la situación, pero sentí la parálisis y la desconexión del shock.
No nos detuvimos, pero no podemos, nunca lo hacemos, podríamos perder víveres, armas, el vehículo e incluso algún integrante del grupo. Tenemos que cuidarnos unos a otros, no podemos ocuparnos de alguien mas, y mucho menos, si no hay seguridad de que alguien sobreviviera.

Cuando volví en mi, me di cuenta de lo rápido que viajábamos, era como que tuviera miedo de frenar. Cuando pude calmarme, empecé a calmarlo a el, hasta que fue bajando la velocidad y seguimos nuestro camino como si nada hubiera pasado, aunque el nerviosismo se sentía en el ambiente...

Bueno, esto es una parte, no se si el principio, una parte en el medio o casi el final de la historia, pero tenia ganas de expresarla. No es lo único que tengo, y cuando vuelva el deseo de seguir escribiendo, probablemente sepan mas partes de la historia...

Tengo la idea de alguna vez en la vida volver todo esto papel, así que por favor, si alguien lee esto y le interesa mostrarlo en algún lado, por favor, por lo menos un aviso...

Opinen si les gusta...




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